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Canarias se Desnuda

El ciclonudismo o el derecho a usar la bicicleta

El colectivo Bici Crítica ha organizado en la capital de España –Estado, nación o cosa común que, en principio, nos une-, la V Marcha Ciclonudista, que partió de la Plaza de Cibeles a las doce del mediodía y recorrió Cibeles, Alcalá, Gran Vía, Princesa, Luisa Fernanda, Ferraz, Bailén para terminar en la Plaza de Oriente.

Me encantó esta idea. Viva la originalidad. Todo lo que sea reivindicar con ingenio merece ser destacado. Evidentemente la participación fue muy poca. No está la peña por la labor de despelotarse sin dinero por medio. Sin embargo, si lo hicieron los usuarios de la bici en la ciudad, asegurando sentirse "desnudos ante el tráfico". Por ello han mostrado su "frágil carrocería" para exigir un mayor respeto de los conductores y una mejor preparación de la ciudad de Madrid de cara al uso de la bici "para ir a trabajar, pasear, hacer deporte, ir a comprar, ir a estudiar, ir a la piscina, ir al cine, ir a la biblioteca, a visitar a la familia, etc.".

Uno de sus participantes manifestó a la prensa que se congregó –al margen de los numerosos curiosos que presenciaron la marcha- lo siguiente: "Reivindicamos la bici como transporte ciudadano. Cuando vas en bici sientes que estorbas en todos lados y queremos que se establezca un carril para estos vehículos de una vez, para llegar antes, sin contaminar y sin atascos".

Aquí, en nuestra tierra también se han intentado iniciativas encaminadas a que la capital o La Laguna cuenten con carriles bici, pero las peticiones son desoídas por nuestros regidores, que están más preocupados en otras cosas con más sustancia (ya me entienden).

Suena a coña que en Las Palmas, por ejemplo, se cree un servicio de alquiler de bicis para que los canariones se trasladen por la ciudad y dejen el coche en casa, cuando no existe el carril bici. En Santa Cruz le callan la boca a la gente con un carrilito bici –para paseo- en la Avenida Anaga y frente al Cabildo, hasta el Parque Marítimo. Eso si, para el tranvía si buscaron enseguida espacio en las calles para encasquetarlo, antes incluso que el carril bus. No cabe duda que el negocio es el negocio.

No me imagino iniciativas iguales que la de Madrid hoy, aquí, en esta tierra. Aquí somos muy pudorosos. Tanto como que a la Alcaldesa de Granadilla se le ocurrió la idea de prohibir la práctica del nudismo en la Playa de la Tejita (¡manda cojones!). Evidentemente, ante la que se armó, tuvo que dar inmediatamente marcha atrás.

En ciudades tan impracticables, y en pueblos cada vez más colapsados por el tráfico, usar la bici como medio de transporte ofreciéndole al ciclista todas las medidas de seguridad es absolutamente necesario, no es un capricho. Los fines de semana muchos amantes de la bici se lanzan a las carreteras isleñas a practicar este deporte, y hay que ver cómo se la juegan para llegar sanos a casa, porque esa es otra: no respetamos, ni queremos respetar, a las bicicletas y los ciclistas en la carretera. La bicicleta está completamente desprotegida.

Por lo pronto, me sumo a esta iniciativa madrileña. Y que viva las reivindicaciones originales, que de pancartas y comunicados sosos y sin repetitivos estamos hartos. Y al que no le guste ver a alguien practicando el nudismo, que se tape los ojos, que lo que se van a comer los bichos que lo disfruten los vivos. Y si es en bici, mejor.

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