Mujer nudista, mujer más bella
Hay algo en una mujer nudista que la hace ver más hermosa, un cierto brillo, una expresión en su rostro. Se le ve tranquila, segura, realizada, feliz.
En un primer estadio, cuando no es nudista pero lo está pensando, trae la belleza de una niña curiosa por lo nuevo, nerviosa por lo desconocido, pero interesada por lo que pudiera ser una fantasía y ve que se le puede convertir en una realidad. Esa duda que la hace ver frágil pero encantadora, esa inexperiencia en la que se ve consentida y prometedora, esa hermosura que muestra su inocencia y que motiva a darle la mano y acompañarla en esa nueva etapa de su vida, que la cambiará para siempre: ¡qué bueno ser aquel amigo con el que entra hombro a hombro al paraíso!
Luego el segundo estadio. Llega ese momento mágico, cuando le pasa toda la vida por su mente en un segundo, se desglosan todos los archivos de su educación, todos sus temores, todos sus sueños, todos sus complejos y todas sus convicciones. De pronto una sonrisa nerviosa devela que toda su vida se hace polvo, que nace de nuevo en un mundo desconocido, que todo lo que creía no es tan cierto y lo que no creía se hace posible. Es lo que llaman los maestros el aquí y el ahora, no hay cabida para teorías, es la realidad, la vida te golpea con lo que es mas cierto, y en esos momentos es cuando se ve la verdadera esencia de las personas, cuando es verdaderamente ella. Estoy en primera fila cuando se cae el telón y vemos la belleza de su alma, allí por única vez en su vida floreció la rosa y podemos ver lo que realmente se encuentra adentro.
Hace mucho un maestro me dijo “uno es quien es cuando no tiene nada, cuando no hay propiedades, carros, ropa, joyas, nada que trate de simbolizar un estatus, uno es lo que es cuando esta desnudo”. Ahí vemos el estadio final, donde ella encuentra el piso firme luego de estar cayendo lentamente en el paisaje del nudismo, por fin lo vive, lo comprende, lo disfruta.
Muchos dicen que hay una relación entre la seguridad que demuestra una persona y su belleza, y es que cuando la ves desnuda y tranquila ¡se ve tan consciente de lo que es y lo que no es!
Se le ve libre de los complejos que la hacen a veces tan amarga, libre de la ropa con las que muchas veces trata de hacerse una imagen que no es, fajándose, apretándose, elevándose, tapándose y al fin de cuentas engañándose, tratando se ser alguien diferente sin fijarse que ella, tal cual, es más bella que aquella que quiere ser. Una amiga nudista me dijo: “yo siempre estoy pendiente que mi ropa se vea bien, planchada, que combine, que me haga ver bien, pero ahora nudista mi ropa es mi piel, y el ser nudista me hizo preocuparme mas por mí”. Otra amiga me dijo: “antes hacía ejercicio para verme mejor vestida, ahora lo hago para verme mejor desnuda”. Esas palabras me dicen que el nudismo las hace verse Más que a sus cosas, las hace encontrarse consigo mismas, conocerse mejor, conquistarse, llenarse de sí.
Aceptándose en su ser y amándose en su cuerpo, consintiéndose, dándose el placer de la libertad, de la luz, de la piel, disfrutando de lo que se es y atendiendo a los cuidados que le harán mejorar, evolucionar dentro del arte de vivir, de ser cada día alguien mejor, desarrollando lo bueno que se tiene y aceptando lo que se puede mejorar, no para los demás, ¿para quién?, sólo para ella.
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