Los nudistas critican la falta de servicios de las playas aisladas

A los aficionados al naturismo más guerreros ya les gustaría desprenderse de su bañador o biquini en cualquier playa del país. Pero los más moderados saben que esa es una reivindicación todavía bastante utópica, a pesar de que hace una semana, con ocasión del Día sin Bañador, llevaron al cabo una serie de actos de este tipo en varias playas concurridas de todo el litoral de España. Su objetivo: demostrar a los textiles, como ellos llaman a la gente vestida, que apenas hay diferencia entre tomar el sol con un minúsculo bañador o biquini o sin esa prenda.
Numerosos nudistas son conscientes de que aún es difícil llevar su estilo de vida, aceptado por las leyes y ordenanzas, a todas las playas sin llamar la atención o causar malestar. Por eso, de momento, buscan refugio en las playas con el sello oficial de naturista, de las que ya existen casi una cincuentena en Catalunya, aunque muchas sean lugares de difí-
cil acceso, algunos bastante inhóspitos y sin los servicios que suele haber en otras playas.

SIN DUCHAS
"Se ha mejorado mucho en los últimos años y cada vez hay más playas autorizadas para el nudismo, pero no suelen estar muy bien comunicadas ni cuentan con los servicios básicos, como puede ser una ducha. Esta es una de nuestras reivindicaciones", dice Joaquim Plana, el presidente del Club Català de Naturisme, que en su página web (www.ccn-naturisme.org) explica dónde se encuentran todos los lugares nudistas en Catalunya, tanto en la costa como en el interior.
Esas playas existen sobre todo porque los propios naturistas han ido apropiándose de ellas en las últimas décadas, precisamente en lugares donde la gente no solía bañarse. "A la mayoría de los naturistas nos gusta la tranquilidad, vivir alejados de los núcleos donde hay más gente", explica Plana. La famosa playa del Torn en L'Hospitalet de l'Infant (Baix Camp) es uno de los primeros grandes paraísos para los Adanes y Evas contemporáneos de Catalunya. Fue tomada por los nudistas a la sombra de la nuclear de Vandellòs. Mientras al principio el propietario del terreno se oponía a esta invasión de bañistas desnudos, luego fue él mismo quien hizo construir el complejo naturista El Templo del Sol.

VALLAS, GRÚAS Y CAMIONES
Cerca de Barcelona también hay playas nudistas que se encuentran en lugares poco idílicos. Hace unos años los aficionados a esta práctica se instalaron en la playa de la Ricarda, cerca de la desembocadura del Llobregat. "La llamaban la playa de las cañas, por el material que llegaba desde el mar a la arena, pero ahora incluso te puedes bañar", dicen dos jóvenes que abandonan el lugar por un camino tortuoso: desde hace unas semanas su playa ha quedado aislada por las obras de construcción de la desalinizadora de El Prat y ahora deben sortear vallas, grúas, camiones y polvo para llegar a su pequeño edén.
"Suelen ponernos las playas donde Jesús perdió las espardenyes", escribe un internauta valenciano en uno de los múltiples foros donde se intercambia información sobre el nudismo. Algunos también se utilizan para establecer contactos, sobre todo entre la comunidad gay, que se desnuda en un lugar de tan difícil acceso como la playa del Home Mort de Sitges (Garraf), en una playa tan céntrica como la de la Barceloneta o en la playa de la Mora de Badalona (Barcelonès), más conocida como la de Chernóbil. Ahí, las tres torres amenazadoras de la central térmica y la cercanía de la desembocadura del Besòs no invitan mucho al baño.
Una de las últimas conquistas de los nudistas es la playa de las Dunes de Gavà (Baix Llobregat). "El principio siempre es difícil --dice Joaquim Plana-- cuando el número de nudistas es inferior a los textiles. Solemos ir poco a poco, porque tampoco se trata de provocar". Aun así, alberga la esperanza de que habrá un día que el bañista se pueda quitar el bañador donde quiera. "Hace 30 años era impensable que las mujeres tomaran el sol sin la parte de arriba del biquini", recuerda.