Blogia
Canarias se Desnuda

Viaje al paraíso nudista

Viaje al paraíso nudista

Es playa Querandí, a 15 kilómetros de Villa Gesell y donde la ropa está de más.

Llegar a Playa Querandí, un parador naturista ubicado a 15 kilómetros del centro de Gesell, en medio de la Reserva Natural, no es difícil pero requiere de ganas y un poco de esfuerzo. Ganas de estar en una playa sin balneario, sin música y sin griterío. Y ganas, sobre todo, de entrar al mar o tomar sol como los naturistas de aquí proponen hacerlo: desnudos.

Para el que no conoce, dar con el acceso puede ser un poco complicado: hay que divisar el kilómetro 429 sobre ruta 11, luego recorrer caminos de piedra sin señalizar, atravesar dunas y, luego, dejar el auto o la camioneta en algún médano y caminar hasta la playa con una premisa no escrita pero respetada aquí a rajatabla: vivir y dejar vivir sin prejuicio.

La idea de esta playa, hay que decir, arrancó hace unos años pero recién pudo concretarse a fines de 2008, cuando la Asociación Para Nudismo Naturista Argentina (APANNA) acordó con la Municipalidad la inauguración del parador, que tiene una extensión de casi 200 metros de playa cercada por arbolitos de baja altura que, pese a todo, ayudan para evitar a los curiosos que suelen acercarse hasta aquí con jeeps o cuatriciclos.

"Es una cuestión de costumbre -dice Miriam Rodríguez, secretaria de APANNA y una de las responsables del lugar durante esta temporada-. La gente suele ser conservadora y tener muchos prejuicios. Algunos vienen y se ponen a espiar. A mí no me molesta que me vean desnuda, y no me molesta porque yo soy lo que tengo adentro, no lo que muestro. Mi verdadera ropa es la piel".

Así como se debe dejar vivir al prójimo tal como llegó al mundo, otras reglas sirven para la convivencia en esta playa: está prohibido el sexo; los menores de 18 sólo pueden ir acompañados por sus padres; no se permite el exhibicionismo; no se pueden sacar fotos sin consentimiento; no importa el estado físico de los turistas, por lo que no se puede mirar el cuerpo de los otros con fines de comparación estética; están prohibidos los excesos (fumar, tomar alcohol o drogarse); se deben respetar las normas higiénicas (siempre hay que estar con una toalla al lado); y entender que no hay partes púdicas, sino que el cuerpo es uno solo.

Para Miriam, que explica con calidez que el nudismo y el naturismo están relacionados a la cultura europea, fundamentalmente nórdica, lo que propone este balneario alejado del ruido y el bochinche geselino no es más que un estilo de vida natural. "No es sólo desnudarse -cuenta ella, que conoció el nudismo por primera vez junto a su marido hace ya nueve años-. Va mucho más allá de eso. Es estar en sintonía con la naturaleza y respetar el cuerpo de uno tal como es. No necesitás tener un lomo espectacular. El concepto nudista es otro. Disfrutá con tu cuerpo. Relajate. La idea es pasarla bien y ser libre".

Cinco kilómetros antes de llegar a la playa, sobre la ruta, un restaurante con seis lugares para dormir anuncian la inminencia del espacio nudista. "Recién ahora nos estamos organizando -explica la secretaria de APANNA-, pero en este lugar ya tenemos habilitados sectores para los que incluso quieran almorzar o cenar desnudos".

Para el que no sabe de cuestiones nudistas, los prejuicios y las dudas van siempre por el mismo lado. ¿Y si alguien se desubica y dice algo? ¿Y si algún hombre tiene una erección? Según explica ella, risueña, eso no es nada grave, aunque entre las reglas del lugar se recomienda que, si esto llegara a ocurrir, lo mejor es que el responsable se tape con una toalla, que se acueste boca abajo o que se meta en el mar hasta que la cosa pase. "Suele ocurrir -dice-, y si el afectado no puede controlarlo aunque se meta al agua, entonces recién ahí se le pide que se retire.

La seguridad también es un tema a tener en cuenta en Playa Querandí: hay un guardia y un guardavidas, los cuales parecen respetar la misma calma y armonía que todos vienen a buscar. Para evitar malos entendidos y sorpresas, el Municipio ya instaló un cartel que avisa la inminencia de la playa nudista. De todos modos, en este sector el paso al público no está prohibido sobre el mar y quienes quieran conocer el lugar pueden hacerlo por la playa. En auto sólo se accede desde la ruta 11 y cruzando un predio conocido como Arenera Galati . "Por ahí se dijo que el acceso desde la ruta salía 25 pesos, cosa que es falsa -aclara Miriam-. La playa es pública y nadie debe pagar para entrar a ella".

Antes de su inauguración, la comuna local hizo una encuesta entre los geselinos y el 70% dijo que no le molestaría una playa nudista en el distrito. Hasta ahora, la única opción para el nudismo en nuestro país era Playa Escondida, ubicada entre Mar del Plata y Miramar, al pie de los acantilados. Esa experiencia confirmó que las playas donde la ropa está de más son un verdadero imán para el turismo extranjero. "Hasta ahora el turismo es local -cuenta Miriam-, pero esperemos que de a poco empiecen a llegar los extranjeros". Por el momento, el flamante espacio es visitado por algunas pocas personas que buscan sólo una cosa: tranquilidad sin nada puesto.

0 comentarios