Los curiosos rompen los códigos en la playa nudista
Algunos no pueden resistirse. Bajan la ventanilla, preguntan y no dejan de mirar. Un cartel clavado en la arena les indica a los cuatriciclos y a las 4x4 que circulen por el pie de los médanos y no por la orilla. Es una ordenanza municipal, pero las señas no alcanzan: a un mes de su inauguración, los turistas no respetan la privacidad de los 30 nudistas que van por día a Querandí, la primera playa pública de nudismo opcional de Villa Gesell. "Para quien recién se inicia en el nudismo es muy molesto que haya mirones que pasan frente a la playa", aseguró a Clarín Florencia Brenner de la Asociación para Nudismo Naturista Argentino (APANNA).
Para solucionarlo, APANNA envió ayer una carta al intendente, Jorge Rodríguez Erneta, para que coloquen un vallado horizontal de piedras, perpendicular al mar. También crearon un blog (www.playaquerandí.blogspot.com) para que los usuarios de la playa dejen sus quejas. "Recibieron críticas de los pesqueros porque les sacaron un buen lugar para pescar", dice Brinner. Sin embargo, Antonio Barboza, vicepresidente de APANNA, cuenta, mientras atiende el nuevo puesto de bebidas y comidas de la playa, que también "hay mucha gente con interés que se acerca y nos pregunta sobre el nudismo con respeto".
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